Esta residencia lleva 30 años funcionando, y acoge a los ancianos y discapacitados situada en el pintoresco pueblo de Gudalur.
La cocina de leña se utiliza durante 11 horas al día de forma continua y está se encuentra muy deteriorada. Su estado resultaba peligroso, especialmente para las personas mayores que ayudan en ella. Las paredes estaban llenas de grietas por donde se escapa el calor y se produce mucho humo que resulta muy perjudicial para quienes trabajan en la cocina. Por otra parte, el lugar es muy húmedo a lo que contribuye el hecho de que los residentes necesitan continuamente agua caliente que se obtiene en la cocina.
El centro acoge a aproximadamente 50 ancianos de ambos sexos y edades, desde 65 a 87 años de edad. Financiar este proyecto era imprescindible para seguir suministrando el cuidado y atención necesaria a cada uno, en los últimos estadios de su vida, aunque hayan sido privados de dignidad, amor y cuidado en la sociedad en la que ha vivido.